Vendimia 2019: los vinos que vendrán
Cómo viene esta nueva vendimia para las bodegas mendocinas. Un repaso en plena cosecha en la que la caída del consumo y la crisis del sector azotan el mercado.
El mundo del vino aparece movilizado en diferentes aspectos que obligan a tener los radares abiertos. Mientras que por un lado las estadísticas revelan que el consumo nacional continúa en descenso, a este 2019 se le suman las noticias de un sobrante importante de vino en las bodegas, lo que provoca por consecuencia una baja en la compra de uvas a productores independientes. A este complicado horizonte, se le suma la crisis económica que enfrenta el país y la recesión que influye, también, en la caída del consumo.
Según el último informe del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), la superficie de vid del país es de un total de 218.233 ha., lo que significa 2.616 ha. menos que a finales de 2017. De esa cantidad de viñedos, el 91,5% representa a las provincias de Mendoza (70,1%) y San Juan (21,4%), siendo así la región de Cuyo la más importante en cantidad de uva de toda la Argentina. Si bien la superficie total cultivada, aumentó 17.120 ha desde el año 2000, registra una disminución total de 8.218 hectáreas en los últimos 10 años.
Angel Leotta, Presidente de la COVIAR, sostuvo que este año tienen por delante “una prueba de fuego, porque sin consumidores no hay vitivinicultura posible ni para productores ni para bodegas”. El dirigente remarcó la importancia de generar un compromiso tanto público como privado porque “sin mercados no hay vitivinicultura posible”, dijo y remarcó: “Sin demanda, no existimos, es imperioso recuperar el consumo interno del vino”.
“No creo que falte vino a futuro, pero claramente el precio de la uva en términos reales caerá un 40-50%”, Rodolfo Spielmann.
En referencia a la crisis de la que se habla sobre el excedente de uva y vino, Rodolfo Spielmann, propietario de Bodega Spielmann Estates, afirmó que “la combinación de stock existentes en las bodegas y un mal año de ventas en el mercado argentino, ha elevado los stocks del vino en las bodegas e intermediarios”.
El bodeguero sostuvo que habrá excedente de uva y de vino, y que se seguirá acumulando, aunque aclara: “Sin embargo, no creo que falte vino a futuro, pero claramente el precio de la uva en términos reales caerá un 40-50% (básicamente sin aumento y con la inflación del 50%). Esto creó un problema para muchos productores de uva, que no podrán cubrir sus costos y pueden dejar la uva sin cosechar, si las bodegas insisten en pagar poco por la uva. Los vinos por consecuencia también tendrán una reducción en términos reales de su precio, por lo menos en el mercado de traslado de vino entre productores y bodegas”.
La uva no espera
Con este difícil panorama, lo único que no espera –y ni le importan las estadísticas– son las uvas, y una nueva vendimia ya está en marcha desde hace casi dos meses. Pablo Ceverino –Ingeniero Agrónomo de Casarena Bodega y Viñedos– afirmó que ya llevan el 25% de las vides cosechadas y “hasta ahora viene mucho mejor que lo que se esperaba en calidad”. En cuestión de rendimientos, para Pablo son muy moderados: “En blancas, mayor al año anterior; y en tintas tempranas, menor. En nuestras fincas de Luján tuvimos un pequeño atraso en la madurez de las uvas blancas, y las tintas vienen cumpliendo con sus fechas históricas”.
En el mismo sentido, Rogelio Rabino, Ingeniero Agrónomo y Responsable de Viticultura y Enología de Kaiken, contó que la cosecha 2019 recién se está iniciando y “se presenta con mayor cantidad de racimos por planta, pero cada uno con menor cantidad de bayas, por lo que las estimaciones de cosecha están dando los mismos rendimientos que el año pasado”, dijo y sostuvo: “Estamos con una madurez de unos 7 días atrasados, pero con una excelente sanidad”.
Para el enólogo e ingeniero agrónomo Antonio Más este 2019 es una “cosecha que hasta este momento podemos calificarla de muy buena. El clima nos ha acompañado durante el crecimiento y el envero, y en estos momentos estamos con gran alternancia térmica, lo que es superlativamente bueno”. Sin embargo, se encuentra alerta por “algunos chaparrones en los últimos días que nos preocupan, pero no en demasía. Las uvas van progresivamente ganando en grados brix y la madurez fenológica está llegando a su límite óptimo de vendimia”.
Rodolfo Spielmann se sumó a los comentarios de Más y sostuvo que “por ahora será un año sin grandes extremos, ni frío ni lluvioso o excesivamente caluroso. Así que, si el clima queda seco y soleado, será una muy buen cosecha con vinos equilibrados, buena madurez fenólica, y sin alcoholes excesivos”, afirmó, aunque mantuvo la cautela: “Pero nada se puede decir hasta que la uva no está en la bodega”.
En retrospectiva
Las últimas cinco vendimias en Mendoza fueron muy diferentes entre sí. A Rogelio Rabino le gusta siempre ponerle un nombre propio a cada una: A la 2015 la llamó heterogénea; la 2016 como Extra-Ordinaria; 2017, equilibrio; 2018 potencia y a la 2019 (todavía en marcha) ya la bautizó como elegancia. “Proyectamos una vendimia de muy alta calidad, los primeros blancos elaborados son muy potentes en nariz y con mucha frescura. Por ahora la madurez de las variedades tintas viene muy bien y homogénea”.
Sin embargo, la vendimia que jamás olvidarán es la 2016. “Corríamos de lado a lado, no nos poníamos de acuerdo ni entre nosotros”, cuenta Andrés Vignoni, enólogo de Viña Cobos. “¡Lo que aprendimos ese año!”, agrega Facundo Impagliazzo, el ingeniero agrónomo de la bodega. “El 2016 nos enseñó a no confiarnos, a estar atentos siempre en cada detalle”.
Antonio Más se sumó a las lecciones de ese año “extra-ordinario” (como lo bautizó Rabino): “Aprendimos mucho. Por ejemplo, nosotros cosechamos el Cabernet Sauvignon antes que el Malbec, que paradójicamente es una variedad de ciclo más corto. Los factores exógenos hicieron que el óptimo de madurez fenológica por única vez se diera de esa forma y el comportamiento del varietal ante los estímulos climáticos acentúo progresivamente la madurez en uno versus el otro varietal”. En este mismo sentido, Rogelio contó que fue la única cosecha “que se llegó a la madurez azucarina antes de la polifenólica. Aprendimos que no estamos exentos del cambio climático”.
“En 2016 corríamos de lado a lado, no nos poníamos de acuerdo ni entre nosotros”, cuenta Andrés Vignoni.
A pesar de esas complicaciones meteorológicas que provocó mucha lluvia por causa de El Niño, es también la cosecha con la cual Alejandro Vigil –y el vino argentino– obtuvo por primera 100 puntos Parker, como fue el caso del Catena Zapata Adrianna Vineyard River Stones 2016.
La cosecha 2019 está en marcha y las uvas entrando a bodega. “Vamos a tener vinos muy armónicos y elegantes”, vaticinó Pablo Ceverino y Antonio Más se unió a la afirmación, aunque con calma: “Somos sumamente optimistas al día de hoy por la calidad de esta vendimia. Aunque es temprano para el diagnóstico definitivo”, que ese dictamen final lo dará –una vez más– el consumidor de vino.
Por Pancho Barreiro / pancho@vinosynegocios.com / @pansso