Roberto Romano: El vino que cambió mi vida
Es sommelier profesional y comunicador de vino. Desde hace 5 años lleva adelante los vinos de su marca Barroco, pero ¿cómo empezó todo? La historia detrás de la pasión que hoy pregona.
Fue bartender del Hotel Faena, después se graduó en CAVE y llegó a ser sommelier del prestigioso restaurante Tarquino. En 2013 sorprendió a todos con el lanzamiento de sus vinos Barroco y la presentación de un Viogner muy especial. Un año más tarde llevaría adelante el encuentro de cata a ciegas para profesionales al que bautizó Vinos Con Sentido (VCS).
Desde hace un par de años que conduce el ciclo Infierno Romano por radio Rock and Pop, donde cuenta con la presencia del comunicador del vino Daniel Rosa. Su espíritu inquieto y emprendedor es una de sus grandes cualidades; habló con Vinos y Negocios y contó la historia de aquella botella que lo cambió para siempre.
El vino que cambió mi vida, por Roberto Romano.
Son dos los vinos que cambiaron mi vida: primero el Sauvignon Blanc 2005 de Doña Paula, que fue la razón por la cual decidí meterme en el mundo del vino y estudiar sommellerie. Lo que siempre recuerdo es ese aroma, y que la gente lo devolvía porque sentía que tenía demasiado aroma a pis de gato, vamos a decirle ruda para quedar bien.
Me acuerdo que se me acercó una sommelier, Fernanda Fazekas, y me dijo que yo tenía que probar ese vino. Ella era súper apasionada, hablaba del vino como si describiera un hombre.
Al probarlo lo primero que dije fue “guau, yo quiero hacer esto”. Y fue a partir de esa botella que comencé a prestarle mucha más atención a los vinos, y la pasión de Fernanda hizo que yo quisiera ser sommelier.
En ese momento tenía una vinoteca y vendíamos vinos buenísimos, por ejemplo los Angélica Zapata que hasta ese momento eran los tope de gama, todavía no existía ni el DV. Pero todavía recuerdo que ese Sauvignon blanc tenía un aroma y una estructura que fueron un cambio total en mi vida.
De sommelier a emprendedor del vino
La otra botella que me voló la cabeza fue, también de la misma bodega, el Doña Paula Naked Pulp Viognier 2008, la cual fue el punta pie de lo que hoy es Barroco y armar mi marca de vino. La gran curiosidad es que es de la misma bodega y del mismo enólogo.
Había conocido el 2005 y me había gustado mucho, pero el 2008 lo usaba en mis eventos donde ofrecía un blanco, un tinto, un espumante y un rosado. Y a ese blanco no había con qué darle.
Aquel Sauvignon Blanc y este Viogner eran creaciones de David Bonomi, de pura casualidad. En el 2010 tuve la suerte de encontrármelo en una degustación, a la cual había ido porque estaban Doña Paula y Santa Rita.
Promesa cumplida
Mi frase había sido “el día que conozca la persona que hace ese vino le doy un abrazo”, y justo David se da vuelta y dice: “yo soy el que hace ese vino”. Obviamente, le di un abrazo y ahí empezó nuestra amistad.
Ahí me pregunta si me gustaba el Doña Paula y le dije que soy un enamorado de ese vino y le conté un poquito esta historia. Al poco tiempo, los vendedores me dicen que ese blanco no iba a salir más, que lo discontinuaban… y me compré 30 cajas de ese Viognier.
En el 2013 me lo encuentro a David de vuelta y le pregunto por qué dejaban de hacer ese vino, que para mí estaba entre los Top 10 de vinos blancos de Argentina. Él me responde que no fue una decisión suya, sino de la bodega, que iban a terminar con toda la línea series, que eran un total de 5 vinos. Pero me dice que el 2012 está, y que estaba increíble.
Le pregunto si lo iban a usar en algo o si se vendía. Me averigua y al decirme que está en venta, empiezo las tratativas y compro el tanque entero de ese viognier. Ahí le doy comienzo a la marca Barroco. Hoy es un vino que tiene 6 años y acaba de salir segundo en Vinos con Sentido, en la cata a ciegas. Además James Suckling le puso 90 puntos, y es blanco añejo mejor puntuado por Suckling.
Así nació mi pasión por los vinos… y la historia de Barroco.